25 de octubre de 2009

El Elefante Encadenado (por Jorge Bucay)


Jorge Bucay...

Médico, psicodramatista, terapeuta gestáltico, y escritor argentino. Nació en 1949. Trabaja desde los 13 años. Ha hecho de todo! Alguna vez fue payaso, mago, actor, agente de seguros, empleado administrativo, vendedor de telas y de libros casa por casa. Tiene el pelo gris, es macizo, no muy alto y usa lentes. Cree que las cosas cambiarán para mejor y que el hombre será más autoconsciente, más respetuoso, más generoso y capaz de realizar su propio crecimiento y aprendizaje.




Hoy queremos compartir contigo uno de sus cuentos, "El Elefante Encadenado".


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Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente:
¿Qué lo mantiene entonces?

¿Por qué no huye?

Cuando tenia cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia:
- Si esta amaestrado, ¿por que lo encadenan?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y solo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.

Hace algunos años descubrí que por suerte para mi alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo.
La estaca era ciertamente muy fuerte para él.

Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía...

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal acepto su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree -pobre- que NO PUEDE.

El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer.

Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro.

Jamás... jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez...






15 de octubre de 2009

Si no tienes Éxito desde un Principio, estás en Excelente Compañía (Por MELINDA BECK)

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En su autobiografía “Home”, Julie Andrews cuenta que a los 13 años tuvo la oportunidad de hacer una prueba de cámaras en los estudios de MGM. La decisión final de MGM fue clara, “ella no es suficientemente fotogénica para una película”.

El libro de J.K. Rowling sobre un niño mago fue rechazado por 12 editoriales antes de que una pequeña editorial en Londres recogiera “Harry Potter y la Piedra Filosofal”. Decca Records rechazó un contrato con los Beatles, diciendo “No nos gusta su sonido” Walt Disney fue despedido por el editor de un periódico que dijo que “carecía de imaginación”. Michael Jordan fue eliminado del equipo de basketball en segundo medio.

¿Qué hace que algunas personas se levanten de las derrotas y continúen hacia la grandeza, mientras que otros tiren la toalla? Los psicólogos lo llaman “auto-eficacia”, la creencia inquebrantable que tienen algunas personas que saben tener lo que se necesita para tener éxito. Descrito por primera vez en la Universidad de Stanford por el psicólogo Albert Bandura en la década de 1970, la auto-eficacia se ha convertido en un concepto clave en los círculos educativos y está siendo aplicada al cuidado de la salud, la gestión, los deportes y los problemas sociales aparentemente insolubles, como el SIDA, en los países en desarrollo. Es también una característica del movimiento de la “psicología positiva”, que hoy por hoy se encuentra desplazando al campo de la salud mental, centrándose en el desarrollo de los puntos fuertes del carácter en lugar de aliviar patologías.

La auto-eficacia se diferencia de la autoestima en que es un juicio de capacidades específicas en vez de una sensación generalizada de valor personal. “Es fácil tener una autoestima alta – sólo mantén tu objetivo bajo”, dice el profesor Bandura, que sigue enseñando en Stanford a los 82 años. Por otra parte, señala, hay personas con alta auto-eficacia, que “se exigen y esfuerzan mucho, pero tienen una baja autoestima debido a que su rendimiento nunca está a la altura de sus altos estándares”.

Sin embargo, estas personas tienen éxito porque creen que el esfuerzo persistente les permitirá alcanzar el éxito. De hecho, si el éxito llega con demasiada facilidad, algunas personas nunca logran dominar la capacidad de aprender de la crítica. “La gente necesita aprender a manejar los fracasos para que sean informativo y no desmoralizantes”, dice el profesor Bandura, que firma muchas de sus correos electrónicos con, “Que la fuerza de eficacia esté con vosotros!” (“He fallado una y otra y otra vez en mi vida. Es por eso que tengo éxito” Michael Jordan.)

A veces, el resto del mundo no alcanza a los genios innovadores. En la tecnología, el rechazo es la regla y no la excepción, dice el profesor Bandura. Señala que uno de los originales hermanos Warner dijo del cine sonoro, “¿Quién demonios quiere oír hablar a los actores?.” Steve Jobs y Steve Wozniak fueron rechazados por Atari Inc. y Hewlett-Packard Co. cuando trataron de vender uno de los primeros computadores de Apple. Y a veces el genio necesita tiempo. A Thomas Edison le tomó 1.000 intentos inventar la ampolleta. (“No fallé 1.000 veces”, dijo a un reportero. “La ampolleta fue una invención de 1.000 pasos.”)

¿De dónde proviene esta determinación? En algunos casos es optimismo innato - similar a la clase de resiliencia que permite a algunos niños a salir indemne de la pobreza extrema, la tragedia o el abuso. La auto-eficacia también puede ser adquirida al lograr dominar una tarea, modelando el comportamiento de otros que han tenido éxito, y con lo que el profesor Bandura llama “la persuasión verbal” - obtener el estímulo eficaz que está ligado a la realización, en lugar de a la alabanza vacía.

“Yo enseño los profesores aquí, y una de las cosas que les enseñamos es cómo recomponer a niños quienes les han dicho que no son competentes”, dice Frank Pajares, profesor de educación en la Universidad de Emory, que ha sido un líder en el uso de la auto-eficacia para fomentar la confianza académica. “Todos tenemos hábitos mentales, y una vez que se establecen, son tan difícil de superar como dejar de fumar o morderse las uñas”.

No es demasiado tarde para recuperarse. “Usted puede desarrollar una mentalidad resiliente a cualquier edad”, dice Robert Brooks, psicólogo de la Escuela de Medicina de Harvard, que ha estudiado la resiliencia durante décadas. Una de las claves, dice, es evitar los supuestos autodestructivos. Si usted es despedido o abandonado por una novia, no magnifique el rechazo y asuma que nunca conseguirá otro trabajo u otra cita. (Sin embargo, mantener la perspectiva puede ser difícil frente a críticas radicales.)

Y no permitas que un rechazo a desbarate tus sueños. “Uno de los mayores obstáculos de la vida es el temor a la humillación”, dice el profesor Brooks, quien refiere haber trabajado con personas que han pasado los últimos 30 años de su vida sin correr riesgos o problemas porque tienen miedo de cometer errores.

¿Qué pasaría si realmente no tuvieras el talento para tener éxito en todo lo que intentaras hacer? Esa es una pregunta difícil, dicen los psicólogos. Trata de evaluar objetivamente cuánto puedes realmente mejorar con entrenamiento y trabajo duro y cuánto vale la pena para ti; o si existen otras formas de disfrutar tu pasión – ser entrenador en vez de jugador, por ejemplo. Por otro lado, Qué habría pasado si Dr. Seuss se hubiera rendido. Por otra parte, ¿y si Dr. Seuss hubiese abandonado después de su rechazo número 27 y no lo hubiera intentado una vez más? En palabras de Henry Ford: “Si piensas que puedes o no puedes, tienes la razón”.

Escribe a Melinda Beck en HealthJournal@wsj.com

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